Icono Museo Harina

MUSEO DE LA INDUSTRIA HARINERA DE CASTILLA Y LEÓN

MIHACALE

La Fábrica de Harinas “Marina Luz” de la familia García-Luengos Alonso, que funcionó entre los años 1935 y 1966, alberga desde el 9 de agosto de 2014 el MIHACALE o Museo de la Industria Harinera de Castilla y León. El MIHACALE es un conjunto de varios espacios: harinera, panera y amplio patio. Todos ellos tienen actualmente un uso cultural.

La Fábrica de Harinas propiamente dicha se ha recuperado como tal y muestra a los visitantes cómo se transformaba el trigo en harina en las décadas centrales del siglo XX. Recupera el patrimonio industrial en conjunto, no sólo el edificio y las máquinas ─realmente preciosas─ sino también la memoria del trabajo, la empresa, los trabajadores, el origen de la materia prima y los modos de transporte. Se ofrecen visitas guiadas que explican todos los detalles y nos transportan al universo harinero de la dura posguerra, época del racionamiento del pan y del estraperlo.
En el amplio patio del MUSEO MIHACALE hay espacio para actividades al aire libre, que se desarrollan especialmente en el verano. También hay una amplia zona cubierta que alberga una impresionante colección de maquinarias, tanto de recolección agrícola como de molinería, rescatadas de edificios en ruina y preservadas como joyas patrimoniales que son.
La panera era el almacén principal de la antigua Fábrica de Harinas “Marina Luz”. Se trata de un gran edificio rectangular construido con tierra (tapial y adobe), madera y teja. Originalmente guardaba trigo a granel en la planta baja y sacos de harina en el piso superior. Tras su rehabilitación, en el MIHACALE tiene ahora diversas funciones: Recepción del museo, Oficina de Turismo y Aula del Trigo en su entrada. Auditorio el resto de la planta baja. Y una espectacular Sala de Exposiciones temporales en el piso de arriba.
En este salón de casi 400 m2 de superficie podremos encontrar siempre exposiciones; unas veces pintura, otras escultura, fotografía, maquetas, artesanía, etnografía… El espacio crea un diálogo particular con las obras expuestas, una simbiosis muy interesante y diferente al resto de salas. Para lograrlo se ha respetado al máximo la estética original: las paredes no se han blanqueado sino que son las originales de tierra, y la cubierta de madera queda vista desde el interior. Es siempre recomendable hacer una parada y disfrutar de las exposiciones que alberga este emblemático lugar.
Como especial es también asistir a una representación teatral o a un concierto en el Auditorio de La Panera del MIHACALE. Posee una perfecta acústica al tener muros de tierra y techos de madera, además de un escenario diseñado especialmente para tal fin.

MIHACALE

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